Cuando tenemos una avería en el circuito eléctrico doméstico, recreamos el célebre ejemplo del gato de Schrodinger: los cables pueden estar rotos o no, pero no ambas cosas. En 2013, un grupo de investigadores norteamericanos desarrollaron un cable eléctrico realizado a base de metal líquido dentro de una funda de polímero. Este polímero consigue que, al juntarse los dos extremos de un cable roto, vuelvan a unirse automáticamente. Así, el cable está, a la vez, roto y reparado.
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