Como producto de desecho, la orina no tiene en principio utilidad alguna… Mejor dicho, no la tenía hasta que en 2016 la doctora Mirella di Lorenzo, junto con otros científicos de la universidad de Bath, en Reino Unido, desarrolló una batería en miniatura que, curiosamente, se alimenta de orina para generar energía. Bastan unas gotas para hacer funcionar esta batería, lo que la hace menos costosa que las tradicionales, siendo además más compacta. Se está pensando en instalarlas en los cuartos de baño.