Junji Morokuma, Michael Levin y otros investigadores de la Universidad de Tufts se quedaron asombrados por el resultado de un experimento espacial realizado con gusanos para estudiar su comportamiento y evolución en el espacio. Mayúscula la sorpresa que se llevaron al comprobar que uno de los gusanos, que había sido enviado a trozos, regresó con dos cabezas, cosa que no se le ocurrió hacer a ninguno de los gusanos troceados del grupo de control que se quedó en tierra. ¿Imaginas si hubiera sucedido lo mismo al ir los seres humanos?
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