No era un hombre estrechando a su amada en un postrer abrazo. Tampoco una madre aferrada al cuerpo de su hija…. No, nada de eso, las últimas investigaciones antropológicas, basadas en análisis de ADN, demuestran que los dos cuerpos abrazados descubiertos entre las ruinas de la antigua ciudad de Pompeya pertenecían a dos hombres. Lo que la ciencia no ha podido averiguar es si había algún grado de parentesco o relación afectiva entre ellos.