Es curioso cómo seres vivos que, en principio, nada tienen en común, pueden llegar a influenciarse mutuamente. Así sucede con perezosos, polillas y algas: El perezoso sólo desciende de los árboles para defecar en tierra firme. Las polillas que habitan en su pelaje aprovechan ese momento para depositar sus huevos en el estiércol. Estas polillas, a su vez, actúan incrementando los niveles de nitrógeno, lo que favorece el crecimiento de algas entre la piel del perezoso, lo cual a éste le sirve de alimento adicional. ¡Todo queda en casa!
Los perezosos, las algas y las polillas forman un equipo inseparable
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Pedro Jarque Krebs