Acostumbrados a verlos en escenas cinematográficas y documentales escalofriantes, nos costará hacernos a la idea de que los 12.000 dientes de tiburón encontrados en el fondo de un acuario vayan a servir a los científicos para estudiar el calentamiento global. Pero sí. El contenido en oxígeno en los dientes está ligado a la temperatura del agua donde vivió el tiburón. Los científicos practicarán con los dientes del acuario y luego aplicarán la técnica a fósiles encontrados en los océanos para averiguar los cambios de temperatura ocurridos.