Los tiburones tienen fama de temibles depredadores, pero en el caso de el tiburón Port Jackson nadie podría pensar eso, a excepción tal vez de los crustáceos y moluscos de los que se alimenta. Su pequeña mandíbula con dientes romos parece más un cascanueces que las letales fauces de un tiburón. El último "ataque" de esta especie a un humano no logró siquiera perforar su piel, y eso que iba enganchado de la pierna mientras el sorprendido bañista nadaba hacia la arena.
El inofensivo Tiburón de Port Jackson
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