"¡Hey! ¿Quién eres?" Exclamó asombrado un tripulante del vehículo de exploración submarina Nautilus cuando vio a esta extraña criatura a casi 1.400 metros de profundidad. Parecía un pequeño calamar regordete con diminutos tentáculos y la trompa como nariz de cerdo. Y que usa amoníaco para controlar su flotabilidad. Es el Helicocranchia pfefferi, como escapado de la granja de la Sirenita.
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