¿Conoces al sapo de espuelas? Este sorprendente anfibio (que en realidad no es un sapo sino una rana gordita) cava su propio pozo para sobrevivir a la implacable sequía del desierto. Una vez bajo tierra, se protege con un capullo hecho con capas de su propia piel seca y espera, en estado letárgico, que llegue la lluvia. ¿No sería grandioso poder fabricar nuestro propio capullo y esperar en él a que pasen nuestros problemas?
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