El empresario rumano Stefan Mandachi ha sido el artífice de un singular portento en un país caracterizado por su escasa infraestructura vial: la primera autopista de 1 metro de largo. La obra costó 4.500 euros y fue construida como protesta, en un país que encabeza los decesos por accidentes de tráfico en Europa. La autopista lo tiene todo: dos carriles por sentido, una mediana, barrera quitamiedos, e incluso señalización del límite de velocidad... ¡al que será difícil llegar!

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