Nueva Zelanda es uno de esos paraísos vírgenes que nos cautivan en los grandes documentales. La naturaleza lo envuelve todo y, como no podría ser de otro modo, su protección es un asunto de Estado. Hasta tal punto llega esta preocupación medioambiental que el parlamento neozelandés ha convertido al río Whanganui, de gran simbolismo en la cultura maorí, en una persona jurídica. Los maorí, que lo consideran su antepasado, serán los encargados de representarlo.