Einstein era un enamorado de la vela. Cada vez que tenía la oportunidad, tomaba cualquiera de los barcos que tuvo en propiedad y surcaba mares y ríos, lo que es bastante curioso teniendo en cuenta que, como le dijo a Madame Curie a bordo de su velero Tümmler, no sabía nadar. Por suerte, la embarcación no volcó y pudimos disfrutar de ambos genios durante mucho más tiempo.