A pesar de ser uno de los mayores músicos de la historia, Beethoven guardaba un pequeño secreto: ¡No sabía multiplicar!. Esto no fue por falta de inteligencia, sino porque tuvo que dejar la escuela para ponerse a trabajar antes de aprender a multiplicar o dividir. Para contrarrestarlo, cuando tenía que multiplicar algo, sumaba el número varias veces hasta que obtenía el resultado deseado.